jueves, 6 de diciembre de 2012

Cuentos por encargo

Estimado escritor: Le escribo para pedirle un cuento para mi hijo, que la semana que viene cumple cinco años. La foto que adjunto es del aniversario anterior. Está montado en el triciclo que le regalé, con el gorrito de fiesta y esa sonrisa suya tan amplia, fresca e intensa, que sólo el reciente fallecimiento de su padre ha podido empañar. Espero que su relato le ayude a recuperarla. Por favor, háblele de su padre, de porqué la muerte es tan cruel que te roba lo que más quieres cuando menos lo esperas. Hágalo usted por mí, porque yo no me siento capaz... Querido cuentista: En primer lugar, agradecerle el cuento que hizo para mi ma-dre. ¡Le ha encantado! Ahora le pido otro para mi padre, porque se nos ha puesto celoso. ¡Él es así! Siempre tan egoísta. Le adjunto alguna información, para que pueda usted tomarle las medidas justas… Apreciado colega: hazme otro de asesinatos, que sigo sin inspiración y se me acaba el plazo para la entrega… Señor escritor: Me hará un cuento, si le va bien, para pedirle a mi novia que se case conmigo. A ella le gusta la ropa, y las joyas. Pero es que es muy guapa, y le sientan muy bien. A su cuerpo. No sé aún cómo se ha fijado en mí, que soy feo y trabajo en un taller mecánico y no gano mucho. Aunque ahorro. Y tengo pensado un negocio, que, si me sale bien, me va a hacer rico. Entonces se casará conmigo. Aunque, si me saliera mal… Pero no me importa: Si no puedo pasar mi vida con ella, no me importa lo que me pase. Usted me entenderá; usted que sabe de estas cosas, de cómo funciona el corazón, seguro que sabrá cómo contárselo; que lo mío es la chapa y pintura, que si un día tuviera problemas con el coche no dude en traérmelo, que no le cobraré más que las piezas... Apreciado escritor: Para la página web del restaurante, este mes quiero uno de pescado. A mis clientes les encantó el cuento de frutas; tanto que ahora me llaman Carlos Frutos, como el del cuento. Aún se ríen del sofrito de ciruelas, las cerezas salpimentadas y los higos al ajoarriero. En cuanto al otro, para la cena con mis amigos, póngale ahora un poco de sexo en grupo... Doctor: Permítame que le llamé así, para expresar todo mi respeto y admiración, por los cambios de estilo que le ha practicado a mi tesis; ¡vamos!, que su lectura ante el tribunal ha sido un éxito. Ahora sí podrán llamarme doctor, con propiedad… Le escribo para agradecerle la traducción del artículo. Empiezo a pensar que me mintió cuando me dijo que no sabía chino, o acaso tenga la divina facultad de la omnisciencia. El caso es que coló. Ahora tendré tiempo de buscar con calma un auténtico traductor de chino… Papá: No te olvides de venir a comer el domingo, que los niños preguntan por ti. Ya les está faltando verte.
 
Cuentos a la carta

Entrantes: Ensalada Érase una vez. Sopa En un lugar muy lejano. Crudités de un caminante solitario, un príncipe muy hermoso. Primeros platos: Entradas de castillo, con foso o sin foso. Baile de presentación. Exquisiteces de princesa endomingada y estirada, acompañada de los caballeros a los que ha dado calabazas. Crema del príncipe que entra en la fiesta, acompañado de un salteado de baile. Miramientos de princesa. Comentarios de amigas celosas, pero mira que estampa tiene. Segundos platos: Entrecot del rey que promete la mano de su hija, acompañado de obligaciones. Merluzo del príncipe ingenuo que acepta, servido un poco crudo, en salsa verde. Revuelto de caballero y dragón. Picadillo de la bestia o carpaccio de príncipe, a escoger. Postres: Flan de entierro o pastel de boda, a escoger. Helado de luna. Picardías. Pecaditos en el palacio en lecho de hojaldre. Muchos hijos. Buñuelos de princesa gorda. Bizcocho borracho por qué nadie me avisó. Príncipe en fuga. Nomeolvi-des de princesa. Café, copa y puro. Descuentos para familias numerosas, sólo si son de la realeza. Menú degustación de otros cuentos.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Cuento en movimiento
 
07.11.12. Un regalo envenenado.
 
Se trataba de escribir un relato a partir de la última frase. Ana nos contaba lo siguiente: El día antes, Fofo y ella se habían encontrado un hombre tirado en el suelo. "¡Déjalo!, seguro que está muerto", nos dijo Ana que le dijo Fofo.
Seguro que se lo estaba inventando. Pero, para ser justos, hay que decir que, no sólo Ana, todos nosotros estábamos en vena inventiva. Hablábamos de necrofilias, de coprofilia y cacosmias, de las anosmias y no sé qué más; y, encima, lo hablábamos mientras cenábamos, con una croqueta en mano y otra adentro, como quien dice; que empezaban ya a sabernos todas a fiambre.
Al final, consiguieron despertar al hombre tirado en el suelo; que no estaba muerto, sólo muy borracho. "Te voy a hacer un regalo", nos dijo Ana que le dijo mirándola directamente a los ojos, con una mirada babosa radiante de alcohol. Y le reveló la mejor manera de empezar un cuento.
Cuando abrió los ojos y vio esos otros ojos que lo miraban ("¿estás bien?"), y oyó la pregunta de la mujer, sintió la obligación de darle algo a cambio. ¿Me dejas regalarte con la mejor manera de empezar un cuento, aún a sabiendas que después no volverás a escribir? Y como ella le dijera que sí, le hizo ese regalo envenenado.
 
08.11.12. Cuento vivo.
 
Se trataba de escribir un cuento a partir de una anécdota de Ana. Yo titulé el mío Todos nosotros somos también personajes, porque hacía de nosotros los protagonistas de la historia. Luego, al revisar el cuento, cambié el título por el de Un regalo envenenado. Para empezar, incluía la anécdota de Ana y su propuesta de que cada cual escribiera un cuento; luego, podíamos reunirnos para centar y leerlos.
El día antes, Fofo y ella se habían encontrado a un hombre tirado en el suelo. En mi cuento, primero maté al hombre, pero luego decidí que simplemente estuviera dormido, para que Ana y Fofo pudieran despertarlo y él les contara la mejor manera de empezar un cuento. Además, de esta forma mi cuento era más fiel a la anécdota de Ana.
Lamentablemente, he tenido que omintir la mejor manera de empezar un cuento. Resulta que en la cena, cuando empezábamos a leerlos, Ana Belén me dijo que tenían que ser microrrelatos. Yo no lo sabía. El mío era demasiado largo, así que le pedí a Fofo que, con los ojos cerrados, tachara lo que quisiera. Él, que es muy hábil, y diplomático también, me sugirió que ya que en mitad del cuento ponía fin (en realidad, al final) eliminara todo lo que venía después. Lamentablemente, después de la palabra final venía la codiciada revelación. Y después de cambiar el final cambió todo el cuento.
 
12.11.12. Cuento en movimiento.
 
A estas alturas, ya todos sabréis que de lo que se trataba es de escribir un cuento a partir de la anécdota de Ana. Yo titulé el mío, primero, Todos nosotros somos también personajes; luego, al corregirlo, Un regalo envenenado. Entonces el cuento empezó a cambiar, por lo que pasó a llamarse Cuento vivo, y, finalmente, como aún sigue cambiando, Cuento en movimiento.
La anécdota era que Fofo y Ana se habían encontrado un hombre tirado en el suelo, que al despertar les había revelado la mejor manera de empezar un cuento. Pero, como sabéis, esta revelación se quedó por el camino, cuando Ana Belén determinó que el cuento cambiara, y Fofo, el ejecutor, se encargó de cortarlo con tijeras. Pero no podía cambiar el final sin que cambiara todo el cuento; algo que también me reveló el hombre tirado en el suelo cuando al despertar me propuso que escribiera una historia sobre una reunión de escritores de microrrelatos, me sugirió cómo debía empezar y ahora me dice que tengo que darlo ya por terminado. Por cierto, mi nombre es Ana, este es mi microcuento y este es mi blog.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Declaración de intenciones

Animado por mis amigas microrelatistas, publico mis relatos en este blog para cuatro gatos (en este caso, cuatro gatas). El título, "móviles", responde a la concepción del relato como la fijación momentanea de un movimiento contínuo. Algo así como una serie de fotogramas, pero sin otra limitación que el soporte mismo del bog, y mis propias limitaciones. La idea me viene de Umberto Eco, quien, en su Opera operta ponía el ejemplo de los móviles de Calder. Móviles serían también las iluminaciones que se están haciendo últimamente de las fachadas de edificios, como la Sagrada Familia de Barcelona en la Fiesta de la Mercé de este año. Las vidrieras medievales fueron concebidas para filtrar la luz del sol, y desmaterializar así, con esa luz cambiada, los espacios interiores. Ahora, en cambio, la luz que nos ilumina es artificial, cambian las apariencias, y hasta san capaces de hacernos creer que podemos mover montañas.
Entendámonos: un relato en movimiento no es el mismo relato corregido; es el mismo y al mismo tiempo otro; una muestra como cualquier otra de que nada permanece y sin embargo todo sigue igual. Como nuestro cuerpo, que renueva todas sus células cada cierto tiempo. Como nuestro rostro, que cada mañana nos parece el mismo ante el espejo, a persar de que lo vemos cambiar sin cesar en las fotografías.
Pero, como no va a haber mejor definición que los realatos mismos, veamos ya como se mueven estos cuentos.